El Santuario Diocesano de Nuestra Señora de la Luz es la joya de la corona. Esta imponente iglesia domina el paisaje con sus dos torres y su cúpula. En su interior, el altar mayor es una obra de arte neoclásica donde reside la imagen de la patrona de la ciudad, elaborada en “pasta de caña” (técnica indígena). Es un sitio de gran fervor y belleza artística. La entrada es libre, está abierto todo el día y se sugiere dedicarle 40 minutos.