Vive su magia
Visitar Real del Monte es sumergirse en una novela victoriana con escenario mexicano. La magia aquí se siente en el aire frío que baja de la montaña y en el olor a pan recién horneado que inunda las calles empedradas. Es un lugar donde la niebla no estorba, sino que decora; baja repentinamente por las tardes para abrazar al visitante y difuminar los contornos de las iglesias y los viejos edificios mineros, creando un ambiente de misterio y nostalgia. Caminar por sus callejones bajo la llovizna ligera, con un café caliente en mano, es una experiencia que reconforta el alma y detiene el tiempo.
¿Por qué es un pueblo mágico?
Su designación se debe a su inigualable herencia histórica como el “Pequeño Cornwall” de México. En el siglo XIX, mineros ingleses llegaron a estas tierras trayendo consigo tecnología, costumbres, el fútbol y la receta del paste. Esta fusión cultural creó una identidad única que se conserva intacta. La arquitectura, con sus techos de lámina a dos aguas y chimeneas, rompe con el molde del pueblo colonial español típico.
Además, fue escenario de importantes huelgas y movimientos laborales que forjaron la historia minera nacional. Esa mezcla de herencia británica y resistencia mexicana es lo que le otorga su carácter mágico.
Lo básico
La insignia indiscutible de Real del Monte es el Paste. A diferencia de una empanada común, el paste original tiene una trenza de masa en el costado que, históricamente, servía para que los mineros lo sujetaran con las manos sucias sin contaminar el relleno, desechando esa orilla al final.
Imprescindibles
- No puedes irte sin entrar a las entrañas de la tierra en la Mina de Acosta.
- Visitar el melancólico Panteón Inglés donde todas las tumbas miran hacia Gran Bretaña.
- Participar en un taller para elaborar tu propio paste en alguno de los museos o cocinas locales.