Vive su magia
Recorrer Salvatierra es caminar por un poema escrito en cantera y piedra. La luz del sol aquí parece tener una densidad dorada que resalta los detalles barrocos de sus conventos y haciendas. La magia se manifiesta al cruzar el Puente de Batanes, donde el sonido del río Lerma acompaña tus pasos tal como lo hizo con los antiguos arrieros siglos atrás.
Es una ciudad que no se visita con prisa; se siente en la frescura de sus claustros, en el aroma a piloncillo de sus dulces tradicionales y en la nobleza de sus plazas arboladas. Salvatierra te invita a desacelerar y a contemplar la grandeza de un pasado que se niega a desaparecer, ofreciendo un refugio de paz espiritual y visual.
¿Por qué es un pueblo mágico?
Su historia es la de un linaje noble. Fundada en 1644 casi exclusivamente por familias españolas, recibió el título de Ciudad muy temprano, lo que explica la magnificencia de sus casonas y templos que rivalizan con los de grandes capitales. Es Pueblo Mágico porque resguarda una de las infraestructuras hidráulicas y religiosas más impresionantes del virreinato.
Su nombre original, San Andrés de Salvatierra, evoca esa herencia europea, pero su alma está enraizada en el suelo fértil del Bajío. La conservación de sus conventos-fortaleza y la tradición viva de sus barrios, que celebran con fervor fiestas como la de la Virgen de la Luz, crean una atmósfera cultural densa y fascinante.
Lo básico
La insignia de Salvatierra es, sin duda, el Puente de Batanes. Esta obra maestra de la ingeniería del siglo XVII no es solo un cruce sobre el río Lerma; fue la garita comercial y punto estratégico que dio riqueza a la ciudad. Su perfil de piedra reflejado en el agua es la postal definitiva del destino.
Imprescindibles
Tu visita no está completa…
- Si no pruebas una Larga (taco tradicional) en el mercado.
- Si no recorres el Eco Parque El Sabinal para ver la cascada y los árboles milenarios.
- Si no compras un prestiño (dulce típico) en los portales del jardín principal.
